Animovies #7: En un mundo en el cual hemos perdido nuestro lugar prometido, aún así, continuamos viviendo
¡Hola, amigxs de Anime Argentina! ¿Cómo están? Soy Ale y les doy la bienvenida una vez más a nuestro segmento especial de reseñas de películas. Finalizado el bloque que dedicamos a las grandes obras de Miyazaki, llegó el momento de analizar la filmografía de un director a quien en más de una ocasión lo han considerado como su sucesor. El día de hoy comenzamos a repasar las películas de Makoto Shinkai y damos inicio con su ópera prima: «El lugar que nos prometimos».
ATENCIÓN: La siguiente publicación puede contener spoilers
Sobre «El lugar que nos prometimos»
Da la casualidad que en la anterior entrega de Animovies reseñamos «El Increíble Castillo Vagabundo», una película estrenada en 2004. El 20 de noviembre de ese mismo año también vería la luz en tierras japonesas la primera película de Makoto Shinkai.
«El lugar que nos prometimos» es un largometraje escrito, diseñado, animado, editado y dirigido por el mismísimo Shinkai, en lo que significó su gran debut cinematográfico.
Ambientada en el periodo de posguerra, en el cual Japón quedó dividido en dos partes, la historia sigue a Hiroki y Takuya. Estos dos amigos trabajan en un taller mecánico frente a la torre de Aomori, la cual marca la frontera entre el territorio japonés y el soviético. Un día, los chicos conocen a Sayuri y realizan una inquebrantable promesa: llegar a lo más alto de la torre.
El paso del tiempo hará que el grupo se separe y que los jóvenes tomen caminos distintos. Sin embargo, a medida que esta misteriosa torre comienza a reemplazar la materia con la de otros universos, entienden que la única forma de salvar el mundo es cumplir la promesa que hicieron cuando eran chicos.
Con esta película, Shinkai comenzaría a dar muestras de su lirismo y sensibilidad a la hora de relatar historias.
Reseña de «El lugar que nos prometimos»
Historia (6/10)
Para esta película, Shinkai apostó por una historia de romance con tintes de ciencia ficción y una marcada postura antibélica. A nivel narrativo, la película se divide en dos partes: la primera mitad introduce a los personajes con un tono muy emotivo y un ritmo bastante tranquilo. La «acción» comienza en la segunda mitad, a partir de un salto temporal de 3 años.
Principalmente destaco que la impronta de Shinkai no se pierde en ningún momento. Él tiene un don para narrar este tipo de historias desde una admirable sensibilidad y una estética muy bella.
Aún así, no creo que la historia sea el punto fuerte de la obra. O por lo menos a mí no me terminó de convencer la conexión entre cada elemento y la motivación final de cada personaje. Personalmente me gustó más cómo lo cuenta, que la historia en sí misma.
Personajes (8/10)
El peso dramático recae completamente sobre el trío de protagonistas: Hiroki Fujisawa, Takuya Shirakawa y Sayuri Sawatari. Los sentimientos de amor y amistad invaden a cada uno y se siente la química entre ellos.
El acertado guión de Shinkai hace que, a través de los diálogos, podamos establecer una conexión con los jóvenes y empatizar con lo que cada uno busca.
Animación (8/10)
Hay que decir que la animación posee algunas imperfecciones, sobre todo en el diseño de personajes. Sin embargo, es lo suficientemente bella para transmitir, a través del uso de color y de la iluminación, ese sentimiento de pureza que recorre la película de principio a fin.
Con una paleta en la que predominan los colores cálidos y con una sucesión de planos invadidos por la reluciente luz del ocaso, Shinkai refuerza aquél sentimiento de añoranza de cada personaje.
Banda Sonora/OST (8/10)
En esta película, la música funciona como el componente perfecto para hilar cada momento. Sí es cierto que puede existir cierto abuso del recurso. A veces la música es constante en cada diálogo y, más que acompañarlo, lo termina opacando. Me parece que este es un aspecto que Shinkai irá puliendo con el paso de sus películas hasta hallar el equilibrio ideal.
A pesar de ello, ya comenzaba a dar muestra de que la música es uno de los elementos que utilizaría para retratar ese tono tan especial que lo caracteriza.
Conclusión de «El lugar que nos prometimos»
La secuencia inicial de «El lugar que nos prometimos» funciona como una hermosa carta de presentación de Makoto Shinkai: un cineasta puro y sensible. Desde el inicio, su filmografía estuvo marcada por una sutil melancolía desprendida desde la fotografía, la música y el guión.
La esencia shinkaista comienza a tomar forma en esta película y, con el pasar de los años, el realizador iría acentuando cada vez más un estilo que lo ha hecho conocido en el mundo entero.
Esto fue todo por hoy. Muchas gracias a todxs por quedarse hasta el final, espero que realmente hayan disfrutado de este análisis sobre «El lugar que nos prometimos». ¿Ya habían visto la película? ¿Qué les pareció? Pueden contarnos en los comentarios o dejarnos un mensaje en nuestras redes.
Sin más que decir, yo me despido y espero verlxs nuevamente.
¡Hasta la próxima!
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